
La llegada de Ewa Pajor a la Liga F ha sido un terremoto. La delantera polaca no ha necesitado tiempo de adaptación ni margen de rodaje: desde el primer partido, su impacto ha sido devastador. Con 28 encuentros disputados en su primera temporada en España, ha generado la escandalosa cifra de 35 goles (25 anotados por ella, 10 servidos a sus compañeras). Un rendimiento que la coloca, sin discusión, entre las futbolistas más determinantes del curso.
Más allá del número, está el contexto: Pajor ha generado más goles que ocho equipos completos de la competición. Más que Sevilla, Levante UD, Espanyol, Deportivo, Eibar, Valencia, Betis… Equipos históricos, con estructuras consolidadas, superados por una sola jugadora. Un dato que no necesita adjetivos.
Su presencia ha transformado el ataque de su equipo. Con potencia, velocidad y una lectura del juego afinadísima, ha sido capaz de desbordar sistemas defensivos enteros. Pero no solo ha brillado como finalizadora: sus 10 asistencias evidencian una generosidad y una visión que completan su perfil como atacante total.
En cada partido, su amenaza ha sido constante. Defensas replegadas, marcas dobles, defensas personales… nada ha bastado. Cuando la pelota le cae, el peligro es inmediato. Su capacidad para encontrar espacios donde no los hay y definir con precisión quirúrgica ha elevado el listón de exigencia para todas las defensas de la Liga F.
Lo de Ewa Pajor no ha sido una buena temporada. Ha sido una exhibición. Una declaración de intenciones. Y una advertencia para el futuro: ha llegado para marcar una era. Si su primer año ya ha reescrito estadísticas, cuesta imaginar lo que puede venir. En una liga que no regala nada, Pajor ha llegado, ha visto… y ha superado a todos.
Imagen de portada vía Fútbol Club Barcelona en redes sociales
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