La final de la UEFA Women’s Nations League 2025 quedará marcada para siempre por un dato que trasciende el resultado: 55.843 espectadores llenaron el Estadio Metropolitano para presenciar la victoria de España ante Alemania (3-0). Una cifra que ya forma parte de la historia, al convertirse en la mayor asistencia registrada jamás en un partido de la selección femenina en territorio español. Un hito que confirmó, una vez más, que el proyecto de este equipo no solo se construye sobre el césped, sino también en la grada.
Desde antes del pitido inicial, el ambiente anunciaba una noche distinta. El estadio presentó una imagen imponente, teñido de rojo, con familias, peñas y aficiones de todas las edades reunidas para impulsar a un equipo que ha transformado la percepción del fútbol femenino en España. Aún no habían ocupado sus asientos los últimos seguidores cuando Esther González estuvo a un paso de abrir el marcador, señal inequívoca de la conexión inmediata entre el equipo y un público entregado.
La hinchada empuja, España responde
Durante la primera mitad, España desató un vendaval ofensivo alimentado por la energía de la grada. Las ocasiones se sucedían —un cabezazo de Alexia, dos remates de Mariona, una acción clara de Vicky López, una chilena de Esther— y cada llegada encontraba una respuesta ensordecedora en las tribunas. El Metropolitano vibraba con cada ataque, consciente de que estaba presenciando una actuación que empezaba a tomar forma de gesta colectiva.
Aunque Alemania generó un único susto al borde del descanso, el dominio español fue tan claro que la sensación en el estadio era la de un gol inminente. Y la segunda mitad lo confirmó.
Tres golazos para una noche irrepetible
El estallido llegó en el minuto 61 con un misil de Claudia Pina desde la frontal. El grito de gol viajó como una ola por las más de 55.000 gargantas. Apenas siete minutos después, Vicky López amplió la ventaja con una definición tan técnica como contundente. Y Pina, ya dueña de la noche, cerró el 3-0 con otro disparo desde fuera del área que desató un rugido imposible de olvidar.
En un escenario así, el fútbol se convierte en algo más que deporte: es una afirmación colectiva. Y lo que España vivió en el Metropolitano fue exactamente eso. Una comunión total entre equipo y afición.
Un título celebrado por todo un país
España revalidó así su segunda Nations League consecutiva, en una final marcada no solo por el juego, sino por el impulso de un estadio lleno. Incluso con bajas importantes como las de Aitana Bonmatí, Tere Abelleira, Salma Paralluelo o Patri Guijarro, presentes en la grada, la selección se sostuvo en la fuerza de un público que empujó desde el minuto uno.
La victoria queda para la estadística, pero el verdadero significado de esta final se mide en otro número: 55.843 personas que confirmaron que el fútbol femenino en España ya no tiene techo.
Imagen de portada vía RFEF
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