Las Vegas Aces atraviesan una situación inusual. El equipo varias veces campeón en las últimas temporadas, referencia de la WNBA en juego y resultados, presenta un balance de 8-8 al cierre de junio. Una irregularidad poco habitual en una plantilla construida para dominar y que, sin embargo, está encontrando dificultades para mantener la constancia.
En ese contexto, el rendimiento de A’ja Wilson trasciende las estadísticas. La estrella de la franquicia está siendo un ejemplo de liderazgo, consistencia y esfuerzo. La interior lidera a las Aces en puntos (21.3), rebotes (9.3), robos (2.0) y tapones (2.8) por partido. También es tercera en asistencias (3.5) y mantiene un 44% en tiros de campo, el segundo mejor porcentaje del equipo. En términos de impacto en ambos lados de la cancha, no hay nadie más determinante ahora mismo en la franquicia de Nevada.
El problema, sin embargo, parece colectivo. Las Aces no encuentran el ritmo que les convirtió en referencia de la liga. La falta de regularidad en la producción de varias jugadoras está pesando más de lo previsto. Las estrellas clave en campañas anteriores no están alcanzando todavía su mejor versión, y eso obliga a Wilson a asumir todavía más responsabilidades.
La carga que lleva la tres veces MVP es evidente, tanto en volumen de minutos como en protagonismo ofensivo y esfuerzo defensivo. Su rendimiento está siendo impecable, pero no puede hacerlo todo sola. Cuando una jugadora lidera tantas categorías a la vez, también es reflejo de una necesidad del equipo más que de una búsqueda voluntaria del protagonismo.
La temporada aún ofrece margen para la reacción. Las Aces tienen experiencia, calidad y dirección técnica para reordenarse. Pero en este arranque de curso, los datos son claros: A’ja Wilson está rindiendo al más alto nivel posible. Que el equipo esté anclado en la mitad de la tabla pese a su rendimiento subraya la urgencia de que Las Vegas vuelva a funcionar como bloque. Porque por su parte, Wilson no puede hacer mucho más.
Es momento de buscar soluciones. Ya sean ajustes tácticos, cambios en la rotación o simplemente encontrar la tecla que hace falta tocar. Estamos viendo una de las mejores versiones de una jugadora que ya es historia a pesar de tener 28 años, pero una campaña inconsistente de su equipo.
Imagen de portada vía Lucas Peltier (Imagn Images)
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