
El FC Barcelona Femenino ha hecho de la excelencia una costumbre, pero en algunos detalles sigue dejando señales especialmente reveladoras de hacia dónde se dirige el proyecto. Uno de ellos fue el gol protagonizado íntegramente por jugadoras nacidas en 2006: Vicky López (19) inició la jugada, Aïcha Camara (19) la continuó con un centro preciso y Carla Julià (18) la culminó en la red. Tres futbolistas de la misma generación, formadas en el ecosistema azulgrana, resolviendo una acción de gol en la élite. Más que una anécdota, una declaración de intenciones.
El Barça no solo gana; planifica. Y lo hace con una profundidad generacional poco común en el fútbol europeo. Vicky López ya no es una promesa: es una centrocampista con peso real en el juego, capaz de intervenir con naturalidad en contextos de máxima exigencia. A su alrededor crecen perfiles como el de Aïcha Camara, cada vez más asentada en el ritmo del primer equipo, o Carla Julià, que representa el último eslabón de una cadena formativa que no se detiene.
A ese núcleo de 2006 se suman otros nombres que refuerzan la idea de continuidad. Martine Fenger (19), Sydney Schertenleib (18) que ya destaca por su madurez competitiva pese a su juventud; y Rosalía Domínguez (17) empieza a asomar como uno de los talentos más prometedores del fútbol base azulgrana. El relevo no se improvisa: se trabaja con tiempo y con criterio.
Lo significativo es que este crecimiento no se produce en un vacío, sino respaldado por futbolistas que, aun siendo jóvenes, ya sostienen al equipo en el presente. Clàudia Pina (24) atraviesa uno de sus momentos de mayor madurez futbolística; Cata Coll (24) se ha consolidado como una portera de referencia; Salma Paralluelo (22) aporta desequilibrio y profundidad; y Kika Nazareth (23) añade talento y versatilidad a un ataque cada vez más rico en matices.
El resultado es un Barça que no depende de una generación concreta. Conviven la experiencia reciente y el talento emergente, sin rupturas ni urgencias. Ese gol nacido en 2006 no fue solo una acción brillante: fue una imagen del futuro inmediato. Y en el FC Barcelona Femenino, ese futuro no parece una promesa lejana, sino una realidad ya en marcha.
La solución a una rotación corta
Las jóvenes están siendo un seguro de vida para un Barcelona que tiene una rotación muy corta y con bastantes lesiones. Nombres como Aitana Bonmatí, Patri Guijarro o Salma Paralluelo han sido ausencias notables, pero aun así las jóvenes han sabido dar el paso adelante.
Incluso en partidos en los que con varias lesiones se ha tenido que dar descaso a grandes estrellas como Alexia Putellas, siempre han estado ahí las nuevas generaciones para poder cubrir los minutos aportando garantías.
Una de las mejores noticias del Barcelona en lo que va de temporada es saber que hay una nueva camada de futbolistas menores de 20 años que están preparadas para competir al máximo nivel en la Liga F o en la Champions League. Un seguro de vida en la situación actual de un club con poco fondo de armario y sin posibilidades de reforzarse mucho en el mercado.
Imagen de portada vía F.C Barcelona
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