
El fútbol, a veces, tiene cosas que cambian todo de la noche a la mañana. Ese es el caso de Misa Rodríguez, que es símbolo de la nueva generación que llevó a España a lo más alto como una de las integrantes de la plantilla del Mundial 2023, pero ahora observa los partidos del Real Madrid desde el banquillo.
La capitana blanca es una de las jugadoras más carismáticas y queridas por la afición, pero vive un momento extraño. Alejada de la titularidad en su club y de las convocatorias de la Selección. Un cambio de paradigma total después de acostumbrarse a jugar todas las semanas.
La temporada comenzó con un giro inesperado, ya que el nuevo entrenador, Pau Quesada, apostó por Merle Frohms en vez de seguir dando continuidad a Misa bajo palos. La arqueta recién llegada tiene un historial brillante y eso lo complica todo.
La alemana, de 30 años, venía de disputar los Juegos Olímpicos y anunciar su adiós de la Selección Alemana. A su lado, Misa tiene todavía 26 y una trayectoria ligada al crecimiento del Real Madrid femenino desde su fundación, siendo un icono del club. Pero la canaria vio cómo la jerarquía se le escapaba entre los dedos.
Misa es una portera de garantías, pero la llegada de otra arquera de prestigio hace que la situación sea muy compleja para ella. Frohms es una guardameta de élite y lo ha demostrado durante mucho tiempo, mientras que por otro lado Misa también ha demostrado ser una gran arquera y lo ha hecho vistiendo la camiseta del Madrid.
Más allá del rendimiento, en el caso de Misa pesan también factores que trascienden lo futbolístico por su vínculo con el club. Desde pequeña que la portera canaria ha sido del Real Madrid, y era un sueño lo que estaba viviendo hasta ahora. El problema es que si se alarga esta situación siendo suplente, el dulce sueño se convertiría en algo muy agridulce.
El legado de Misa habla por sí solo, ya que tiene en su poder dos Trofeos Zamora, 183 partidos como madridista (solo superada por Olga Carmona) y una hoja de servicios intachable con la selección, donde estuvo presente en la Eurocopa 2022, el Mundial 2023 y los Juegos de París 2024.
Por otro lado y hablando del combinado nacional, Misa ha demostrado carácter, personalidad y ser una líder dentro y fuera del campo. Por ejemplo, su papel durante la crisis del caso Rubiales y su cercanía con Jenni Hermoso la convirtieron en una voz valiente, pero también incómoda para ciertos sectores. Desde entonces, su ausencia en las listas de La Roja ha sido tan notoria como difícil de justificar, ya que ha sido igual de buena que antes de que ocurriera ese episodio.
El futuro de Misa se mueve entre la paciencia y la incertidumbre. Quiere seguir en el Real Madrid, el club de su vida, pero sabe que la portería era su territorio y ahora mismo lo está perdiendo. Además, este escenario sumado a lo citado anteriormente hace que su presencia en la Selección sea cada vez más difícil.
Los próximos meses serán claves para Misa, ya que no jugar cortará su proyección y sus aspiraciones a corto plazo. Los 26 años son una edad fundamental en el desarrollo de las jugadoras y lo normal es que Misa le dé prioridad a tener minutos. Así que es ‘el caso Misa Rodríguez’ seguirá abierto y veremos en qué acaba. Ella sigue viviendo en su sueño de jugar en el Real Madrid, y seguramente luchará por seguir en él.
Imagen de portada vía Misa Rodríguez en redes sociales
Síguenos en nuestra cuenta de X (@DeporteFem_com) para no perderte nada de nuestro contenido.
Únete a nuestro grupo de Telegram (Deporte Fem) para formar parte de nuestra comunidad.

