A veces el fútbol se convierte en algo más que un juego. A veces se transforma en un refugio, en una forma de lucha silenciosa. En el caso de Ella Toone, la temporada recién terminada ha sido todo eso y mucho más en lo deportivo, y sobre todo en lo personal. A sus 25 años, la centrocampista del Manchester United no solo ha sido la mejor futbolista de su equipo en el año más difícil de su vida,también ha seguido construyendo su legado personal mientras atravesaba el duelo por la pérdida de su padre.
Nick Toone falleció en septiembre tras una dura batalla contra el cáncer. Era su mayor apoyo, el que la llevaba de niña a entrenar, el que la animaba con una mezcla de exigencia y ternura, el que estaba siempre pasara lo que pasara. Cuando Ella marcaba un gol o ganaba un partido, él era quien estaba al otro lado del teléfono. Cuando no lo hacía, también. Su ausencia ha sido un vacío imposible de llenar y ha usado el fútbol como su lugar seguro durante este tiempo llegando a guiar al United hasta puestos de Champions League.
En medio de ese dolor, Toone no se detuvo en ningún momento. Siguió jugando. Siguió creciendo. Siguió liderando al Manchester United con una mezcla de entrega, personalidad y talento que la ha convertido en la futbolista con más partidos en la historia del club. Y no un club cualquiera, sino una de las entidades más prestigiosas de la historia de este deporte por su contraparte masculina, y que ahora con Ella como figura está escribiendo también sus páginas en la sección femenina.
En el campo cada vez que se ha puesto la camiseta roja ha sido una pieza constante, fiable y decisiva. Fuera de él, ha sabido sostenerse en lo más íntimo a través de lo colectivo con el apoyo de su equipo, de su gente y, lo más importante, del fútbol.
Su carta publicada en The Players’ Tribune, donde narra con emoción contenida la relación con su padre y el impacto de su pérdida, es el retrato de una deportista de élite enfrentada a la parte más humana de la vida. A lo inevitable. A la muerte de una de las personas que más te importan. Y también al amor que sigue presente en cada partido que juega, en cada celebración que dedica, en cada día que se calza las botas y sale al césped a seguir construyendo su legado en el Manchester.
«Durante los últimos meses, he estado intentando comprenderlo todo, intentando desatascarme. Todavía me duele. Todavía siento el dolor, la desgarradora sensación de no tenerlo aquí. Incluso ahora, a veces pienso que va a volver, como si estuviera en la otra habitación esperando a que yo me acerque para hacerme una broma o charlar un rato… siempre estaba bromeando«.
Toone tiene 25 años. Lo que ha vivido esta temporada no se mide en goles ni en minutos. Se mide en fortaleza, en resiliencia, en el vínculo con su padre. Y en eso que a veces, solo a veces, el fútbol consigue. Esa capacidad de transformar el dolor en algo que permanece y quedará para siempre en la memoria colectiva del deporte.
«Pero incluso cuando estoy en mi peor momento, a veces papá sigue ahí para sacarme adelante. Eso es lo que pasa con estos pequeños recuerdos de sus bromas y juegos, todas sus tonterías de papá, Smooth Radio. Su voz por encima de la multitud gritando: «¡¡¡VAMOS, UNITED!!!» Ahora entiendo que todos esos fueron regalos. Fueron un salvavidas. Se aseguró de que sintiéramos su presencia en cada risita y escucháramos su voz en cada silencio«.
La historia de Toone es una de las que marcan mucho a la protagonista. La temporada con el United ha sido buena, pero no ha podido celebrarlo como le hubiera gustado sino tuvo que dedicar al cielo cada gol, cada asistencia y cada éxito del equipo.
El apoyo de su padre era un pilar fundamental en su carrera futbolística, pero ahora es una motivación para seguir trabajando y llegando a metas cada vez más ambiciosas vistiendo la camiseta del Manchester. Y esta temporada de Ella es la demostración de que la mejor forma de afrontar las adversidades es sacando la mejor versión de uno mismo.
Nunca será igual para Toone sin tener ese apoyo constante en las malas y esa felicidad de padre orgulloso en las buenas, pero lo que está claro es que a partir de este año veremos a una jugadora con mucho talento y un motivo para esforzarse al máximo en cada paso que da sobre el césped.
«Papá siempre fue quien me mantuvo con los pies en la tierra, especialmente a medida que el foco de atención se hacía más grande. Pasé de ser una niña pequeña que quería jugar al fútbol y no tenía mucha gente a quien admirar en el fútbol femenino, a ser parte de eso. Creo que después de la Eurocopa realmente se podía sentir que algo cambiaba. De repente, mucha más gente estaba mirando. Las luces se hicieron más brillantes. Y en cierta manera, eso fue difícil porque pasas de vivir una vida bastante privada a estar en el ojo público y que todos sepan quién eres. Estoy agradecida, pero mentiría si dijera que no me llevó tiempo acostumbrarme. Cuando estoy fuera, puedo llegar a pensar que la gente me está mirando. Lo más difícil es cuando se me acercan cuando estoy con mi familia. Les digo algo como, déjenme tener una cena tranquila con mi familia, por favor. ¿Pero quieres saber algo gracioso? A papá le encantaba . Le encantaba cada vez que alguien se acercaba a mí, zumbando. En viajes, mi novio me contaba que si una niña tenía ‘Toone’ en la espalda de la camisa, mi papá se acercaba y decía: ‘Soy el papá de Ella Toone’. Yo le decía: ‘Papá, qué vergüenza’. Pero él estaba súper orgulloso«.
Imagen de portada vía Getty Images
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