
Cada vez son más las deportistas cuya carrera se prolonga en el tiempo, con figuras capaces de rendir al más alto nivel hasta bien entrada la treintena o incluso más allá. El baloncesto ofrece ejemplos icónicos como Sue Bird, Diana Taurasi o Laia Palau, que compitieron hasta superar los 40 años, mientras que en el fútbol Vero Boquete continúa siendo una pieza importante en la Serie A italiana a sus 38 años. Sin embargo, tarde o temprano llega el momento de colgar las botas y afrontar una nueva etapa profesional, un desafío tan complejo como necesario cuando se acaba la vida de deportista de élite.
Las opciones son tan variadas como los perfiles de las propias deportistas. Algunas encuentran su lugar en los medios de comunicación, otras se reinventan como entrenadoras, directivas, agentes de representación o incluso propietarias de clubes. El denominador común es claro, y es que la gran mayoría buscan seguir vinculadas al deporte que aman pero desde un punto distinto.
Un ejemplo claro de esta transición es Candace Parker, una de las grandes leyendas de la WNBA, que en 2018 inició una exitosa trayectoria como analista y comentarista mientras todavía seguía en activo. Su voz ha sido habitual en Turner Sports, Prime Video, TNT y CBS Sports, demostrando que el conocimiento adquirido durante años de competición puede convertirse en un activo mediático de enorme valor. Todavía seguía forjando su legado en la pista mientras empezaba con su otra profesión, siendo un ejemplo de cómo preparar el futuro con antelación.
En España también abundan los casos de deportistas que han optado por la comunicación. Lo podemos ver en Virginia Torrecilla, exjugadora de élite y referente de la selección española, que ejerce como analista de fútbol femenino en DAZN y también en Teledeporte, además de haber escrito un libro y tener más proyectos como una escuela de fútbol.
Un caso similar al de Candace Parker pero en España, lo vemos en Vero Boquete. La futbolista española que sigue destacando en la Serie A está teniendo cada vez más presencia en la televisión como comentarista o con programas relacionados a su deporte.
En los banquillos, Natalia Arroyo es un ejemplo brillante por el puesto que ocupa y la historia que tiene detrás para conseguirlo siendo todavía bastante joven. Forzada a retirarse prematuramente por las lesiones, decidió seguir vinculada al fútbol e inició su carrera como entrenadora. A día d hoy dirige al Aston Villa de la liga inglesa con apenas 39 años y tiene una década de experiencia en su espalda. Su recorrido confirma que la experiencia adquirida en el campo puede transformarse en liderazgo desde fuera.
Ahora pasemos otra vez al baloncesto, ya que ofrece otras referentes notables. Renee Montgomery, tras una destacada carrera en la WNBA, se convirtió en copropietaria de las Atlanta Dream, asumiendo un papel clave en la gestión y el crecimiento de la franquicia. En su momento, Diana Taurasi dijo: «¿Dónde están las mujeres ricas? Estoy decepcionada con las mujeres que tienen mucho dinero«, haciendo referencia a que más mujeres deberían invertir en deporte.
Con casos como el de Montgomery, esto está cambiando y ya se ve incluso en jugadoras jóvenes como Sabrina Ionescu que invirtió en un equipo de fútbol. Las deportistas están cambiando el mundo de los negocios poco a poco, y cada vez tienen más influencia en ese sector. Además, hacerlo estando en activo es una forma de preparar la vida después del deporte de élite con bastante tiempo.
También está el caso de Ticha Penicheiro, histórica base portuguesa que es considerada como una de las mejores jugadoras de todos los tiempos. Actualmente ejerce como agente de representación, manteniendo su vínculo con la élite desde otro ángulo empresarial y convirtiéndose en una referencia del sector como ya lo hizo sobre las canchas en su momento.
Ahora pasemos a puestos de gestión deportiva en Federaciones, un cargo que cuenta con nombres de gran peso: Betty Cebrián, responsable del baloncesto femenino en FIBA Europa, o Elisa Aguilar, actual presidenta de la Federación Española de Baloncesto, son ejemplos de cómo la experiencia en la pista puede evolucionar hacia la dirección de grandes estructuras.
En este último apartado podemos incluir a Breanna Stewart y Napheesa Collier, que crearon su propia competición de baloncesto siendo todavía superestrellas en activo. Con la creación de Unrivaled, buscan tener un producto que perdure en el tiempo y de cierta forma preparar sus vidas posteriores al deporte de élite con un negocio propio ya en funcionamiento.
En España tenemos muchos casos más que merecen ser nombrados, aunque nos repitamos en el deporte con el baloncesto. Una de las más conocidas es Amaya Valdemoro como comentarista después de haber tenido una de las mejores carreras de la historia de Europa. Por otro lado, Cristina Cantera o Anna Montañana son primeras entrenadoras de equipo que compitieron la última temporada de la Liga Femenina Endesa, mientras que Laia Palau forma parte del cuerpo técnico del Uni Girona y también ha sido Team Manager en la Selección Española. Son incontables los casos concretos que podemos encontrar.
Y más allá del baloncesto y el fútbol, el deporte internacional ofrece ejemplos históricos de deportistas que han buscado seguir cercanas a su disciplina una vez retiradas. Nadia Comaneci, leyenda de la gimnasia artística, sigue estrechamente ligada por la Academia Conner, de la que es propietaria, además de negocios en el sector deportivo y también estuvo con la gestión editorial de la Revista Internacional de Gimnasia.
En cuanto a tenis español, podemos mirar a Conchita Martínez. La leyenda de la raqueta después de su retirada ha entrenado a varias tenistas desde el año 2007, en el que empezó con Shahar Peer, Janet Husarova y Rennae Stubbs. A una década de su comienzo desde este rol, en 2017 colaboró con Garbiñe Mugurza en Wimbledon y posteriormente ha seguido con otras deportistas.
Si miramos más deportes, tenemos a Jennifer Pareja. La leyenda del waterpolo ha sido asesora ejecutiva de la Presidencia del Consejo Superior de Deportes y directora general de la Asociación de Deportes Olímpicos. Otro ejemplo muy claro de afrontar de la mejor manera la vida después de la carrera como deportista de élite.
La retirada de la competición no supone el final de una historia, sino el inicio de otra. Las exdeportistas, con su trayectoria y carisma, no solo inspiran dentro del campo o la pista, sino también lo hacen desde los micrófonos, los despachos, los banquillos o la empresa. Su capacidad de reinventarse es, al fin y al cabo, una muestra más del espíritu competitivo que las llevó a lo más alto y estas últimas generaciones ya tienen caminos marcos que seguir. Se habla mucho de las pioneras dentro del deporte, pero también es importante las que lo han sido al acabarse sus carrera.
Imagen de portada vía Getty Images / Virginia Torrecilla / Aston Villa
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