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Mariona Ortiz, la estrella que brillaba lejos de las miradas

Mariona Ortiz el liderazgo que se construyo en silencio scaled

Durante años, Mariona Ortiz fue una jugadora que se movía con discreción en la élite del baloncesto español a pesar de estar a un gran nivel en varias temporadas en el extranjero. Con talento y capacidad de ser determinante, siempre estuvo presente en equipos competitivos, pero rara vez bajo los focos. No era la protagonista de los grandes titulares, pese a su inteligencia en pista, su lectura del juego y su capacidad para hacer mejores a quienes la rodeaban. Porque ahora estamos viendo la mejor versión de Mariona, pero ha sido muy buena desde siempre.

Ahora en Zaragoza todo ha cambiado. A sus 33 años, Ortiz está viviendo el mejor momento de su carrera y tiene un aura especial. Ya no está lejos de focos mediáticos que durante tanto tiempo la pasaron por alto. A día de hoy, la base catalana ha encontrado en Casademont el entorno ideal para brillar sin renunciar a su esencia, el liderazgo desde el juego y el ejemplo.

La salida de Vega Gimeno dejaba un hueco difícil de remplazar en el Príncipe Felipe, y solamente Mariona podía heredar ese puesto de líder del equipo aragonés que ha normalizado ver más de 4.000 o 5.000 aficionados en cada encuentro de locales.

La semifinal en Fontajau ante Uni Girona fue más que un partido histórico para el club por alcanzar su primera final, sino fue una gran reivindicación de Ortiz con 24 puntos. Una cifra que es su récord anotador en la liga española, además de 8 rebotes, 5 asistencias y 31 de valoración.



Ortiz firmó una de esas actuaciones que consolidan una trayectoria y que quedan para el recuerdo del baloncesto nacional, y más con su narrativa. Lo hizo además en un escenario muy difícil, como lo es un partido de máxima presión, cuando su equipo más la necesitaba. Pero sobre todo, lo hizo sin perder el estilo que siempre la ha caracterizado, con control, lectura del encuentro, mucho trabajo y templanza cuando era necesaria.

El baloncesto le ha devuelto ahora, en Zaragoza, el protagonismo que durante años mereció. Allí, al frente de un equipo creado recientemente y con su historia por escribir, Ortiz es mucho más que una jugadora con números increíbles. Es el punto de equilibrio y un pilar a tierra del equipo. Es el motor emocional y la referencia táctica de un grupo que se ha plantado, por primera vez en su historia, en la final de la LF Endesa. Es algo histórico para el equipo y su nombre quedará marcado para siempre.

Pero esto de Mariona no es una irrupción ni una sorpresa para los que siguen el baloncesto en profundidad. Es la culminación silenciosa de una carrera construida desde la constancia que hoy encuentra reconocimiento en el mejor escaparate posible para ella.

Todo el brillo en la sombra durante su etapa jugando en otros países ahora está viéndose recompensando al vivir lo que prácticamente cualquier deportista sueña. Ser la figura de un club, tener una conexión única con miles de aficionados, sentirse importante haciendo lo que más le gusta y ser una referente para muchísima gente.

Al final, poca gente recordará que Mariona promedió 15 puntos, 4.1 rebotes, 6.8 asistencias y 20.6 de eficiencia en competición europea con el Namur en el 2018, pero todo el mundo recordará sus 24 puntos y 31 de valoración contra Girona en los playoffs de LF Endesa. Ambas actuaciones fueron enormes, pero las miradas puestas en algo es lo que le da relevancia histórica. Por eso, se ha unido todo en la capital aragonesa. Un gran número de personas que se sienten identificadas con la capitana de su club le dan la épica que necesitaba su talento. Muchas veces no basta con jugar bien, son necesarios otros factores y ahora Mariona los tienen todos para poder considerarse una de las mejores jugadoras españolas y de la liga.

Cuando era muy joven y su carrera profesional estaba empezando, estuvo en equipo como Uni Girona o Perfumerías Avenida, pero no era su momento de brillar ya que el destino le tenía preparado otro camino. Todo pasa por algo, y estar desde los 23 años hasta los 29 jugando por Europa y lejos de la atención mediática de su país fue necesario para que posteriormente toque el cielo en Zaragoza. Fueron temporadas de aprendizaje que a día de hoy le han dado una gran madurez sobre la cancha y le permiten ser la gran estrella que vemos brillar con luz propia en los partidos de Casademont.

«El desánimo me ha acompañado durante mucho tiempo. Cuando una ha estado en sitios tan oscuros, ya no te dan miedo, te sientes preparada: ahora quiero disfrutar, me merezco disfrutar después de lo que he sufrido» decía Ortiz hace prácticamente un año en una entrevista con Relevo y ayuda a entender su sonría a día de hoy en Zaragoza.



Su forma de ser dentro de la pista, su liderazgo en el grupo y su inmensa calidad con el balón en las manos, hace de Mariona una jugadora que cualquier equipo querría tener en su plantilla. Es una de esas personas que tienen un don natural para ser líder y marcan una era en un club. Ha sido clave para hacer historia en la Copa de la Reina, en la EuroCup, en la EuroLeague y ahora en los playoffs de la LF Endesa. Los éxitos del Zaragoza no se hubieran vivido igual sin ella.

Su gran actuación en las semifinales de los playoffs realmente no serán un punto de inflexión muy grande, porque su afición ha reconocido su impacto y talento desde hace mucho. Pero si es un recordatorio de que el paso del tiempo no pudo ocultar más su magia y que ahora vive un presente deportivo que prácticamente cualquiera firmaría al comenzar su carrera. El destino se lo debía por ese tiempo en Namur Capitale, CCC Polkowice, Castors Braine o VBW CEKK Cegled destacando lejos de los focos.

Es una estrella que nunca se cansó de brillar y tuvo que esperar el momento para que su luz llegara a un público más amplio, pero ahora que lo ha conseguido, podemos empezar a hablar de Mariona como una jugadora de época en el baloncesto femenino español y que ha hecho las cosas que se esperaban de ella siendo una joven promesa.

Más allá de los títulos, reconocimientos y hitos logrados con Casademont, lo que va a trascender de Mariona es su figura y todo lo que representa. Es la referente del baloncesto en una ciudad con mucha tradición de este deporte y la jugadora que muchos niños y niñas admiran. Ha conseguido cosas que valen más que victorias o trofeos, y es más que merecido el gran presente que vive.




Imagen de portada vía Esther Casas


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