Lo que comenzó en 2013, con la ilusión de una joven promesa que se abría camino entre las grandes jugadoras nacionales y ya tenía un buen estatus en España, ha durado más de una década y ha dejado una huella muy grande que va más allá de las medallas, los resultados o las estadísticas.
Queralt Casas ha decidido tomarse una pausa de la Selección Española para centrarse en sí misma, en su gente, y en la nueva temporada que comienza con el Valencia Basket, un equipo que se prepara para competir por todo.
Es un anuncio que, no os voy a mentir, duele, pero que también emociona, a partes iguales. La capitana del Valencia, quien ha sido una referente enorme y un baluarte en cada minuto que ha vestido la camiseta de la selección, hizo pública su decisión a través de su cuenta de Instagram.
Sus palabras, llenas de sentimiento, suenan como un susurro de despedida, pero dejan entrever la posibilidad de un regreso. ¿Es un punto y aparte o esto será el final? Eso solo podrán decirlo el tiempo y ella, pero lo que hoy sabemos es que la Selección, y nosotros, la vamos a echar de menos vistiendo la camiseta roja.
En un deporte donde cada jugadora lucha por dejar su marca en la historia y tener un legado por el que se la recuerde, Queralt ha dejado mucho más que eso.
Casas ha dejado un ejemplo de dedicación, valentía y amor por un deporte que seguirá disfrutando, hasta el último segundo, sea con la camiseta que sea. Su garra en la cancha dejándose la piel en cada acción, su capacidad para remontar situaciones complicadas, como solo ella puede hacerlo, unido a su energía inquebrantable, entre otras cosas que la caracterizan, han sido una fuente de inspiración para muchas, tanto dentro como fuera de la pista. Porque Queralt no solo es una jugadora, es un espejo en el que mirarse para aprender a superar las adversidades.
No es fácil decir adiós a la Selección, incluso cuando puede ser algo temporal. Pero nos quedamos con el recuerdo de sus penetraciones fulminantes, su defensa férrea a la altura de muy pocas y esos momentos en los que se echaba el equipo a la espalda, sacando fuerzas de donde parecía no haber.
Con cada canasta, con cada pase, con cada grito de aliento a sus compañeras, Queralt, nos enseñaba algo más profundo que el simple baloncesto. Demostraba que la camiseta de la selección no se lleva solo con el cuerpo, se lleva con el alma y el corazón. Ha reído y ha llorado vestida de rojo, pero sobre todo ha luchado como nadie por cumplir los sueños que tiene cualquier niña cuando empieza en un deporte; llegar a la cima y mantenerte en ella.
Pero hoy no estamos aquí para hablar de números ni de trofeos. Estamos aquí para darle las gracias por lo que ha hecho con la Selección.
Gracias por ser el faro en los momentos difíciles y darnos lecciones de cómo superarlos.
Gracias por mostrarnos que en el deporte, como también pasa en la vida, las pausas son necesarias para respirar y poner en perspectiva todo lo que ha pasado años atrás.
Así que, no importa si es un hasta luego o un adiós definitivo de la Selección. Lo que realmente importa es lo que nos ha regalado en todos estos años y las enseñanzas que nos ha dejado su trayectoria con España.
Queralt, gracias por cada gota de sudor, por cada segundo sobre la cancha dejándote la piel en todos, por cada sonrisa tras la victoria y por cada lágrima tras la derrota, demostrando el lado más humano de las deportistas. Y, sobre todo, gracias por recordarnos que, al final del día, la verdadera victoria está en quedarse bien con uno mismo y no en lo que piensen los demás.
Gracias por ser única.
El comunicado de Queralt Casas:
«Anuncio que hago una pausa en la selección, ya que siento que es el momento de dedicar más tiempo a mí y a los míos, y centrarme al 100% en mi club, el Valencia Basket.
Quiero agradecer a mis compañeras por los momentos vividos y a la FEB por su apoyo durante todos estos años. Me siento muy orgullosa y satisfecha de haber podido contribuir a los éxitos que hemos conseguido juntas.
Un fuerte abrazo, ¡nos seguimos viendo en las pistas!«.
Imagen de portada vía FIBA