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El año 1971, ese momento en el que cambió el fútbol femenino para siempre

El ano 1971 ese momento en el que cambio la visibilidad del futbol femenino

En el inicio de los años 70, cuando el fútbol femenino en España apenas existía más allá de la incomprensión y la clandestinidad, hubo una persona que estaba dispuesta a cambiar el paradigma por completo. Hablamos de Rafael Muga, quien decidió hacer algo que entonces parecía impensable al darle visibilidad al fútbol practicado por mujeres.

Muga lo hizo desde el terreno de juego, ya que estuvo un tiempo organizando partidos que desafiaban la norma de que era un deporte de hombres, pero también desde el papel impreso marcando un punto de inflexión que lo cambiaría todo. Su revista, llamada ‘Olímpico Villaverde’, fue mucho más que una publicación, porque se convirtió en el altavoz de una revolución sin la que sería impensable el presente que vivimos con jugadoras como Alexia Putellas, Aitana Bonmatí o Jenni Hermoso. Las estrellas de hoy no existirían sin pioneras como Conchi ‘Amancio’, Mari Carmen Álvarez Matey o María Ángeles Pérez ‘Quilla’.

Aquella revista, que fue lanzada al público en septiembre de 1971, surgió poco después de que Muga fuera detenido por organizar un partido de mujeres ante miles personas en Madrid con entradas a la venta por 25 pesetas de la época.

Todo esto ocurría en plena dictadura, donde se acababa de emitir una orden prohibiendo expresamente la práctica del fútbol femenino. Muga, lejos de acatarla, respondió con tinta. En la primera página de la revista podía leerse: “El fútbol femenino, ¡adelante!”. Era una declaración de intenciones, una provocación valiente en un contexto que castigaba el atrevimiento. «Las directrices eran: mujer para tu casa, esposa y madre y poco más», se refería Rafael a la situación de esos tiempos.

La revista tenía una tirada de 5.000 ejemplares y según el propio Rafael costaba más de un sueldo mensual sacarla. Por lo que buscaba colaboradores, donaciones, personas que quisieran apoyar un movimiento que ni siquiera tenía nombre oficial en aquel entonces. Gracias a esto, muchas chicas supieron que no estaban solas y que el mundo del fútbol tenía hueco para ellas. Muchas niñas vieron que en otros lugares de España también había mujeres con las mismas ganas de jugar, y comenzaron a organizarse para que algo que parecía utópico se convirtiera en la realidad.

De las páginas de Olímpico Villaverde nacieron grandes cosas, que hicieron el antes y el después en este deporte. Se organizaron partidos, equipos y hasta una selección femenina no reconocida en la clandestinidad que se enfrentó a Portugal e Italia en 1971. Todo esto, obviamente sin escudo oficial, sin el himno del país o con árbitros vestidos de chándal liso sin logos reconocibles para evitar sanciones. Ese contexto hizo emerger a jugadoras como Conchi Amancio o Victoria Hernández, pioneras del fútbol español e iconos de esa época en el deporte femenino. Unas mujeres que encontraron allí una plataforma para salir del anonimato y poder disfrutar del deporte de sus vidas sin tener que esconderse.

La revista fue un motor para el crecimiento del fútbol femenino y un refugio seguro para las jugadoras de la época. Lo que no se podía decir en voz alta, se escribió negro sobre blanco y quedó grabado para siempre en la historia, y no solo del deporte sino de la sociedad española en general. Sin ese impulso de quien se podía considerar un ‘loco’ en aquellos años, el fútbol femenino habría tardado mucho más en tener su lugar y quien sabe si podríamos hablar de este deporte con la normalidad que lo hacemos a día de hoy. Porque antes de los focos y los estadios llenos que hemos visto en los últimos años, hubo papel, actitud revolucionaria y una imprenta que permitió cumplir un sueño. Sin el ‘Olímpico Villaverde’, nada sería igual.


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Imagen de portada vía El País / Imagen de la revista vía RTVE


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