
Una iniciativa global con salarios multimillonarios y figuras de la WNBA que busca cambiar para siempre el panorama del deporte femenino.
Durante más de dos décadas, el baloncesto femenino ha girado en torno a dos grandes centros: la WNBA en verano y la Euroliga durante el resto del año. Sin embargo, el panorama está cambiando. Tras la irrupción de ligas alternativas como Athletes Unlimited y Unrivaled, un nuevo proyecto ha sacudido al mundo del baloncesto: Project B, una liga global que aspira a transformar la estructura económica y competitiva del deporte femenino.
Una liga global con ambición y recursos
Project B, fundada por Grady Burnett (exejecutivo de Facebook) y Geoff Prentice (cofundador de Skype), anunció en octubre su intención de lanzar una liga internacional que disputará torneos en Asia, Europa y Latinoamérica entre noviembre de 2026 y abril de 2027. La organización promete una estructura profesional inédita, con salarios multimillonarios, contratos multianuales y participación accionaria para las jugadoras.
La primera gran incorporación no ha tardado en llegar: Nneka Ogwumike, estrella de las Seattle Storm y presidenta del sindicato de jugadoras de la WNBA, será el rostro inaugural del proyecto. Según informó Front Office Sports, otras figuras de la WNBA ya han firmado, con ofertas que superan los 2 millones de dólares anuales y paquetes totales que alcanzan los ocho dígitos.
Un desafío al statu quo
El anuncio ha generado un profundo interés y cierta inquietud en el ecosistema del baloncesto femenino. Aunque Project B no competirá directamente con el calendario de la WNBA, muchos analistas lo consideran una amenaza indirecta, sobre todo si las negociaciones del nuevo convenio colectivo en Estados Unidos no prosperan.
En los últimos años, varias jugadoras como Emma Meesseman o Gabby Williams se han perdido temporadas completas debido a las reglas de “priorización” de la WNBA, mientras otras, como Diana Taurasi en 2015, optaron por descansar o jugar en Europa ante ofertas más lucrativas. Project B podría convertirse en una alternativa aún más atractiva.
La nueva liga propone un formato innovador: seis equipos, 11 jugadoras por plantilla y un estilo de juego 5×5 de ritmo rápido. Entre sus inversores figuran nombres de peso como Candace Parker, Alana Beard, Lauren Jackson, e incluso figuras del tenis como Novak Djokovic y Sloane Stephens. Beard, excompañera de Ogwumike en Los Angeles Sparks, ejercerá como directora de operaciones.
La dimensión económica y mediática
Según su fundador, Grady Burnett, “Project B ofrecerá los salarios y las participaciones accionarias más altos en la historia del deporte femenino”. La liga habría buscado una financiación inicial de 5.000 millones de dólares, aunque no se ha revelado la cifra definitiva.
La comparación con la WNBA es inevitable: mientras el salario máximo actual ronda los 249.000 dólares, Project B promete cifras hasta diez veces mayores. Un mensaje claro en un momento de cambio estructural y de creciente profesionalización.
Un futuro abierto con Project B
Por ahora, Project B plantea más preguntas que respuestas. ¿Será una liga sostenible a largo plazo? ¿Podrá coexistir con las competiciones europeas y con la WNBA sin fracturar el calendario global? Lo que está claro es que su irrupción marca un nuevo punto de inflexión: el baloncesto femenino entra en una era en la que el talento, por fin, empieza a recibir la valoración económica y mediática que merece.
Imagen de portada vía Seattle Storm
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