
En el baloncesto europeo muchas veces no se construyen narrativas que «se vendan» al público para hacer más atractivo el deporte, a diferencia de lo que se hace en Estados Unidos. Pero en el Casademont Zaragoza se ha vivido una de las historias más emotivas y grandiosas de los últimos años en el deporte de la pelota naranja.
La protagonista, Mariona Ortiz, capitana y estrella del equipo aragonés, escribió una de las páginas más brillantes que se puedan recordar en las competiciones FIBA.
Todo se remonta a hace unas semanas, cuando Mariona abandonó la concentración del Casademont en pretemporada por motivos personales. Posteriormente el club zaragozano publicó el comunicado diciendo que «Casademont Zaragoza lamenta profundamente el fallecimiento de Manuel Ortíz, padre de nuestra jugadora Mariona. Acompañamos a Mariona y a toda su familia en estos momentos de dolor, con nuestro más sincero cariño y apoyo«. Un golpe muy duro en lo deportivo y en lo personal.
«Muchas gracias. Al club por todo lo que me habéis ayudado. Por las facilidades, por la comprensión, por entender mis tiempos y sobre todo por el apoyo que he sentido y que sigo sintiendo. Y a todos los mensajes que he ido recibiendo. Muchas gracias de mi parte y mi familia» escribía Mariona al día siguiente en sus redes sociales.
Lo próximo en la hoja de ruta del Casademont y con su capitana pasando por eso, era nada más y nada menos que la fase previa de la EuroLeague Women. Uno de los puntos de inflexión en la temporada y ante un rival complicado como el Zabyno Brno que se había reforzado con jugadoras de grandísimo nivel.
El primer partido que midió a Zaragoza contra el Brno fue en condición de visitante, y las cosas no salieron como se esperaban. Volvían a España con una desventaja de 21 puntos en la eliminatoria y contra las cuerdas ante un equipo que resultó ser muy duro.
La historia parecía escrita, pero un mensaje de Mariona hacía pensar lo contrario. «Golpe duro de realidad. El equipo no estuvo y la autocrítica de después ha sido equivalente a la bofetada recibida. Estamos muy enfadadas con nosotras mismas. Pero como dijo una amiga mía una vez.. difícil? Si, pero.. QUIÉN NO CREA QUE NO VENGA!» publicó la base en redes sociales, dejando claro que no iba a tirar la toalla nunca jamás.
Tocaba aferrarse al Príncipe Felipe y la Marea Roja. Un pabellón y una afición que habían hecho posible hacer historia en más de una ocasión, y una vez más se iba a repetir la comunión total entre público y jugadoras para lograr lo que parecía imposible.
Durante la primera parte, había momentos en lo que daba la sensación de que se podía, pero luego había otros en los que remontar la serie parecía algo utópico. Pero poco a poco se fue generando una bola de nieve entre el apoyo de la grada y las ganas de conseguirlo de las jugadoras, sobre todo de Mariona.
La estrella del Casademont se puso la capa y el antifaz de superheroína, y empezó a tirar de orgullo y talento para darle la vuelta al marcador sea como sea. No podía ver como los seguidores de su equipo y sus compañeras se esforzaban de esa manera sin lograrlo.
Durante aproximadamente los últimos 15 minutos de eliminatoria, Ortiz jugó uno de los mejores baloncestos que se recuerden desde hace tiempo en el viejo continente. No solamente por sus puntos, asistencias, inteligencia con el balón y todo lo que hizo, sino por la energía que transmitía al resto y el aura que tenía a su alrededor. Se veía venir que Mariona no iba a salir del Felipe sin estar clasificada a la EuroLeague.
Un total de 26 puntos y 9 asistencias guiaron a las suyas a romper una barrera que parecía indestructible. Tuvo una de esas noches que quedan directamente registradas en la historia de la pelota naranja. Y si además se le suma su situación personal, tiene muchísimo más valor lo que logró hacer.
Todo acabó de la mejor forma posible en lo deportivo, y después de haber visto la evolución de esta historia con publicaciones de la propia Mariona, nada mejor para cerrar que su tweet al conseguir hacer lo imposible: «Y JUNTOS.. LO CONSEGUIMOS!!!! Este, va por ti Papá«.
Mariona Ortiz es una deportista y una persona única e irrepetible. Nunca habrá alguien como ella.
Imagen de portada vía FIBA
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